Todo lo que debes saber sobre la rehabilitación de fachadas

Todo lo que debes saber sobre la rehabilitación de fachadas

12.09.2022

Índice de contenidos:

  1. Rehabilitación de fachadas: conceptos básicos
  2. Rehabilitación de fachadas en altura
  3. Tipos de rehabilitación de fachadas

La rehabilitación de fachadas lejos de ser un capricho como muchos piensan, es una necesidad en sí misma que tienen todos los inmuebles pasado un periodo de tiempo determinado. Dichas tareas de mantenimiento dependen de varios factores: el principal factor son los años que hayan pasado, pero también entran en juego las condiciones climáticas o posibles adversidades que hayan podido sufrir (como un incendio, por ejemplo). 

En el post de hoy desgranamos este tema a fondo para que estés al corriente de todo lo relacionado con la rehabilitación de fachadas. ¡Por cierto! En Formación Prevención tenemos un curso PRL de Revestimiento de Exteriores en el que no solo conseguirás la acreditación oficial (tarjeta TPC), sino que también conocerás todos los riesgos que implican estos trabajos, ¡que no son pocos!

Ahora sí que sí, sin más dilación, ¡empezamos!

Rehabilitación de fachadas: conceptos básicos

Todo lo que debes saber sobre la rehabilitación de fachadas

Las soluciones que se han aportado a lo largo de la historia para la rehabilitación de fachadas han sido dos principalmente. La primera es reparar los enfoscados con morteros de cemento y a continuación pintar la superficie cada cierto número de años. La segunda, la opción más avanzada, ha sido aplicar los mismos enfoscados aunque de tipo monocapa

A día de hoy estas tareas de rehabilitación han avanzado: las soluciones ahora acostumbran a venir acompañadas de sistemas de aislamiento térmico. De este modo no solo se cuidan los detalles estéticos, sino que también permiten un ahorro energético relevante. 

Pero, ¿cuándo podemos saber que una fachada necesita ser rehabilitada? En principio hay dos criterios principales: que detectes que se necesita un mejor aislamiento climático o acústico, o bien que consideres que la fachada necesita alargar su periodo de vida útil en lo referente a acabados.

Si lo tienes todo claro hasta aquí, continuemos con los tipos de rehabilitación a los que puedes recurrir.

Rehabilitación de fachadas en altura

Las tareas de rehabilitación de fachadas van normalmente ligadas a trabajos de descuelgue vertical y trabajos en altura. Antes de llevar a cabo estas actividades deben tenerse en cuenta factores como el clima o la formación de los trabajadores, que deberán tener un curso especializado en prevención de riesgos laborales. En Formación Prevención impartimos un curso de trabajo en alturas que acredita al participante que supere la formación como un profesional en la materia.

Dependiendo de la solución que necesite la fachada a tratar, pueden ser necesarios andamios anclados a los pies de esta. Antes de recurrir a trabajos de altura, se analizarán los riesgos de caída, el estado del edificio y las normativas que este debe cumplir obligatoriamente en España. Además, según el RD 2177/04 también deberá justificarse a través de criterios técnicos el uso de técnicas de trabajo vertical frente a otros equipos más seguros. ¡Más vale prevenir que curar!

Teniendo clara la normativa y el empleo de unos trabajos frente a otros, vayamos un paso más allá.

Tipos de rehabilitación de fachadas

Todo lo que debes saber sobre la rehabilitación de fachadas

Las posibilidades para rehabilitación de fachadas se han ampliado significativamente en los últimos años. Echemos un vistazo a los tipos principales que se emplean actualmente.

Sistema de fachada ventilada

Este tipo de sistema consiste en colocar una capa en el interior, que funciona como aislante. Para su construcción, en primer lugar se construye una estructura metálica que será la encargada de soportar la hoja exterior (donde se verá el acabado). Cuando ya se haya colocado la capa aislante, encima deberán montarse las piezas del acabado. Esta estructura intermedia permite crear una pequeña cámara de aire entre la parte que funciona como aislante y la exterior. De ahí el nombre ‘fachada ventilada’. La parte exterior puede elegirse de diferentes materiales: piedra, cerámica, madera, etc. 

Es una de las opciones más optimizadas a nivel aislamiento térmico y acústico. Hay diversos estudios que demuestran que puede ahorrarse hasta un 45% en consumo energético gracias a dichos aislamientos. Además, es uno de los que ofrecen mejores resultados a nivel duración. 

Sistema SATE

Las siglas de ‘SATE’ responden al siguiente acrónimo: ‘Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior’. Teniendo eso en cuenta, el sistema consiste en colocar unas planchas de aislamiento térmico adheridas al muro, en la parte externa. La colocación suele realizarse con potentes adhesivos y fijación anclada. Dicho aislante se protege con un revestimiento de varias capas, siendo lo más característico que una de ellas es una malla de refuerzo. 

Debido al desarrollo de la tecnología, este sistema tiene una gran capacidad impermeable pero también es transpirable, lo que hace que se ensucien en menor medida y mantengan mejor el color si lo comparamos con otros tipos de fachada. 

Sistema enfoscado monocapa

Este sistema es uno de los que mencionamos anteriormente en este post. Consiste en aplicar un mortero de cemento que se extiende sobre las paredes. El grosor de la capa recomendado es de unos 15 milímetros. Las posibilidades de esta masa son muchas (diferentes texturas y colores) y esta elección será esencial, puesto que será el acabado de la fachada. 

Aunque tiene muchas propiedades impermeabilizantes y transpirables, no favorecen al aislamiento térmico y acústico, por lo que es importante escoger esta opción en situaciones muy determinadas. Eso sí, el coste es mucho menor que el de las opciones anteriores.

Sistema enfoscado de mortero

Es el sistema por excelencia al que más se le ha dado uso a lo largo de los años por su resistencia y bajo coste, principalmente. Sin embargo, las contraindicaciones son numerosas: es demasiado rígido (por lo que se agrieta con bastante facilidad) y presenta un aspecto final poco estético (por lo que suele ser necesario un nuevo revestimiento de pintura. Además, no colabora en absoluto al aislamiento acústico y térmico, por lo que no permitirá un ahorro energético en ninguno de estos dos sentidos. 

En definitiva, a pesar de que la inversión inicial sea mucho menor (aproximadamente un ahorro de 100 € por metro cuadrado), su utilización acarreará gastos adicionales en el corto-medio plazo. 

¡Hasta aquí el post de hoy! Esperamos que ahora ya tengas una base de conocimiento mucho más sólida sobre este tema. Y ya sabes, cualquier duda la podemos comentar a través de nuestras redes sociales. 

¡Nos leemos muy pronto!